Osasuna 3-3 Real Valladolid
El Pucela rescata un punto del naufragio
El equipo blanquivioleta, zarandeado por Osasuna en el Reyno de Navarra, se encontró con un afortunado empate después de perder por 3-0 a falta de media hora de partido El fútbol no entiende de justicia. A veces es cruel y otras demasiado generoso. Incluso esa crueldad y esa generosidad se pueden mostrar en todo su esplendor en el mismo partido. Es lo que sucedió esta tarde en Pamplona, en la que Osasuna fue claramente superior al Real Valladolid, se puso 3-0 por delante y acabó viendo como el equipo vallisoletano, con grandes dosis de fortuna, acabó por empatarle y birlarle dos puntos que se había merecido con rotundidad.
Hay ocasiones en las que un equipo que merece golear a otro puede acabar empatando. No es habitual, pero sí normal dentro del fútbol porque a veces la falta de puntería en el remate o el acierto del portero rival evitan lo que parece inevitable. Lo que ya entra de lo paranormal es que un equipo que gana 3-0 tras la primera hora de juego y controla el partido de cabo a rabo, dando un repaso a su rival en todos los terrenos, acabe con un empate a tres goles.
Por supuesto, a la hora de analizar el que el Real Valladolid puede denominar "el milagro del Reyno de Navarra", tiene dos partes muy claras. La primera hora de juego (hasta el 3-0) y lo que ocurrió después.
En la primera parte Osasuna borró del césped del Reyno de Navarra al Real Valladolid. El equipo blanquivioleta se olvidó de cómo había ganado al Villarreal y se convirtió en el conjunto pusilánime que había perdido en sus cuatro primeras salidas (Espanyol, Málaga, Bilbao y Barcelona). Mientras se quiso dar cuenta de dónde estaba y por dónde le venían los tiros, Osasuna le había atropellado. Al descanso el equipo navarro ganaba por 2-0, pero bien se pudo retirar con más goles en contra porque al margen de los tantos de Dady (min. 18) y Nekounam (min. 43), por el camino, fruto de su mayor ímpetu, casi por una inercia aplastante que arrasaba a la impotencia blanquivioleta, falló varias oportunidades de marcar, mientras Roberto sólo tocó una vez el balón, cuando Pedro León ejecutó de forma directa una falta lejana y el guardameta navarro tuvo que enviar a córner un remate envenenado.
Cambio en el minuto 34
Del naufragio general en la primera parte el más damnificado en las filas vallisoletanas fue Haris Medunjanin, que fue cambiado por Goitom en el minuto 34, en un intento de Mendilibar por dar un volantazo a un coche que se estrellaba sin remisión.
Del paseo militar de Osasuna en la primera parte se pasó en la segunda a una mayor igualdad, ficticia, porque el Real Valladolid era incapaz de crear peligro y el equipo de Camacho, todavía sin los nervios que surgen de pensar en el marcador, se veía cómodo ante un rival que no jugaba a nada.
Además, en el minuto 57, un robo en el centro del campo, conducción de Plasil y un balón al espacio por detrás de la defensa lo convirtió Dady en el 3-0. El partido estaba finiquitado. Si en ese momento le preguntan a cualquier profesional o aficionado -vallisoletano o navarro- si el partido podía cambiar de signo en la quiniela, la respuesta hubiera sido una risa infantil.
Pero a partir de ahí, en un abrir y cerrar de ojos, todo cambió. Dos minutos después del 3-0, Víctor centró al área y Goitom dejó a Roberto con el molde, se adelantó a su salida y metió la zurda para marcar el 3-1.
Gol en propia puerta
Cinco minutos después, Osasuna se apretaba un poco más la soga. En el minuto 63 Ezquerro falló un gol a puerta vacía, sin portero a un metro de la raya de gol, y en la jugada siguiente Pedro León puso una falta en el punto de penalti y Miguel Flaño, en una lucha descarnada con Goitom por sacar la pelota, metió la cabeza y el balón se convirtió en un remate imparable para poner el 2-3, a falta de 25 minutos para acabar el partido. Ver para creer.
Con el 2-3 el Real Valladolid no se fue descaradamente a por el partido, aunque el carácter que le imprimió Pedro León acabó por llevar la fe al equipo de Mendilibar. Además, a Osasuna le empezó a entrar el lógico pánico, sobre todo después de que Dady volviera a fallar un gol cantado. Entonces sí, a Osasuna le empezaron a temblar las piernas y el Real Valladolid, sin nada que perder, buscó la heroicidad que encontró en el minuto 85: Pedro León puso un nuevo centro teledirigido en una falta y Ogbeche, que había salido por Sesma a un cuarto de hora del final, la enchufó de cabeza. Volvía el Ogbeche que todos conocían, el Ogbeche que sale a pocos minutos del final y que siempre tiene dos ocasiones de gol, las marque o las falle. Esta vez tocó cara.
Los últimos minutos fueron de psiquiátrico. Pudo ganar Osasuna con una ocasión clarísima de Font y hasta pudo ganar el Pucela en dos acciones, una de Ogbeche y otra de García Calvo en un córner que no encontraron remate por centímetros. Y para remate final, con Justo Villar lesionado (contractura en el muslo izquierdo), Osasuna buscó justicia, pero para entonces ya se le había hecho de noche en el Reyno de Navarra. Para el Pucela había salido el sol en el día más nublado.
Como anécdota de este partido, recordamos que el Real valladolid no ha ganado nunca en el estadio del Osasuna, ni cuando se llamaba el Sadar ni ahora llamado Reyno de Navarra, ya que la única victoria blanquivioleta al Osasuna lejos de Zorrilla fue en el estadio de Anoeta, en Vitoria, ya que el Osasuna cumplia partido de sanción.
Así pues, con este empate, el Real Valladolid se sitúa 8º (misma posición que la pasada semana), con 20 puntos, a 4 de la UEFA, a 6 del Real Madrid y a 7 de la Champions, a 7 de los puestos de descenso, a 11 del colista (Osasuna) y a 15 del líder de la Liga BBVA, el Fútbol Club Barcelona.
El siguiente partido tendrá lugar el próximo Domingo 14, a las 17 horas en el Estadio José Zorrilla ante el Deportivo de la Coruña, televisado en directo por el sistema de Pago por Visión de Digital+.
Esta ha sido la actualización de hoy, un abrazo, no olvidéis dejar vuestro comentario y ¡¡¡AUPA PUCELA!!!