Real Valladolid 2-1 Athletic Club de Bilbao
Triunfo épico
El Real Valladolid sufrió mucho para ganar en la última media hora de partido después de adelantarse con dos goles de Víctor
En un partido precioso por su intensidad, tanto en el verde como en la grada, el Real Valladolid se apuntó una victoria épica por 2-1 ante el Athletic Club, un equipo que nunca se rinde porque tiene un arma letal capaz de tumbar a cualquier enemigo que se le ponga por delante: Fernando Llorente, un futbolista galáctico con el mejor juego aéreo del mundo, que a punto estuvo, él solito, de contrarrestar el fútbol sólido del Pucela.
Llorente contra el Real Valladolid. Eso fue el partido de esta tarde en Zorrilla. Y ganó el Pucela. Sufrió lo indecible, pero se impuso como un jabato.
El partido tuvo dos fases bien diferenciadas. La primera hora de partido fue del Real Valladolid, que se partió el alma por imponerse en el centro del campo, con Álvaro Rubio y Borja espectaculares. Lo consiguió, aunque el Athletic nunca perdió la cara al encuentro. En esa primera hora, el juego no fue brillante, pero sí de poder a poder, con el balón pasando de un área a otra en un abrir y cerrar de ojos. Sin ocasiones de gol, el peligro se intuía en cada acción.
Y si con el balón en juego se palpaba el peligro, en cada falta lateral o central, en cada córner, se mascaba el gol. En las que lanzaba el Real Valladolid porque tiene a Pedro León, con su misil teledirigido en la pierna derecha. Con sus centros y disparos, el portero suda la gota gorda.
Y en el campo contrario, qué decir de la zurda de lujo de Yeste y del juego aéreo de Llorente. El delantero centro bilbaíno es imparable. Cada envío en largo lo toca con sentido, de cabeza o con el pecho. Prolonga, deja de cara para el compañero de forma milimétrica, remata con maldad... Un espectáculo que ayer le tocó sufrir al Real Valladolid y que estuvo a punto de provocar más de un infarto en Zorrilla.
Ni con el 2-0 el Real Valladolid pudo matar el partido. Víctor puso el 1-0 al ejecutar con la maestría habitual un penalti de Iraizoz a Sesma, muy protestado por los rojiblancos por entender que el arquero vasco había tocado el balón en el intento de Sesma por regatearlo. Paradas Romero pitó la pena máxima, pero se quedó con la duda de si había sido o no, circunstancia que condicionó todas sus decisiones posteriores. La evidencia de que se quedó con la duda es que ni siquiera amonestó a Iraizoz en la acción.
El Athletic salió mandón en la segunda mitad y estuvo a punto de marcar en el minuto 52 en un córner que no encontró rematador de verdadero milagro, pero a la contra el Real Valladolid asestó otro golpe. Sesma se escapó por la izquierda y su centro al segundo palo lo mandó a las mallas Víctor.
Con el 2-0, el Athletic no perdió ni un solo segundo. Si ya había buscado a Llorente, a partir de aquel momento fue un monólogo. Jugador del Athletic que cogía el balón lo ponía en las inmediaciones del área para que Llorente lo bajara. Luis Prieto, Iñaki Bea (sustituto de García Calvo, lesionado, al final de la primera parte) y Nano se las veían y se las deseaban para frenar al espigado delantero vasco.
El Athletic encontró la fortuna en su gol. El colegiado, en un córner, apreció penalti sobre Llorente. En el campo sólo lo vio él, lo que no quiere decir que no lo fuera. En un forcejeo en un córner, en medio de una manifestación, Llorente cayó al suelo. Paradas Romero tenía en la cabeza el primer penalti y no dudó en pitar la segunda pena máxima. Villar aguantó el lanzamiento de Llorente de forma magistral y forzó que el disparo del delantero se fuera al palo, pero la jugada siguió y Orbaiz consiguió desviar un tiro desde fuera del área para marcar el 2-1.
Del recital de controles y cabezazos de Llorente estuvo a punto de nacer el empate, pero Ion Velez, tras un testarazo picado de su compañero, no acertó a remachar a bocajarro, aunque en posición forzada.
El Real Valladolid, que se dio cuenta de que necesitaba el tercer gol para llevarse la victoria, no se escondió nunca y también empujó para sentenciar y evitar el sufrimiento final, pero ni Sesma, ni Pedro León, ni Goitom consiguieron cerrar el triunfo, aunque estuvieron cerca en alguna escaramuza blanquivioleta.
Al final el partido se convirtió en un asedio, en un bombardeo constante sobre Villar, que se hizo insufrible para la afición blanquivioleta, pero la victoria se quedó en casa.
Esta ha sido la crónica de un buenisimo partido blanquivioleta, un abrazo, no olvideis dejar vuestro comentario y ¡¡¡AUPA PUCELA!!!
2 comentarios:
No podiamos estar mas de acuerdo en lo de que jugaban con 12. Lamentable actuación del arbitro que yo creo que se crecía aun mas cuando la gente le protestaba. También hay que decir que ninguno de los dos penaltis que pitó lo fue.
Lo mas importante, sin duda, la victoria del Pucela.
1 abrazo!!!
El árbitro estuvo mal, pero para los dos equipos. Sin embargo, hay que comprender que, aunque estén muy preparados, pitar un partido es dificilísimo.
Un saludo.
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